NATURALEZA

El Corzo

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Corzo

El Corzo (Capreolus capreolus) Pertenece a los ungulados y es de la misma familia que el ciervo, aunque mucho más pequeño. Se le conoce también como duende del bosque y es menor que una cabra doméstica, no superando los 40 kg. Sólo el macho posee cuernos y también se le caen para volver a brotar todos los años. Se alimenta de hierba y gusta de ramonear como una cabra salvaje que es. Suele visitar los campos de cultivo como son las alfalfas, esparcetas, viñas, almendreras y huertas.

El celo comienza a mediados de julio y termina a principio de agosto. Normalmente cada macho suele llevar una hembra, pues son monógamos y si no pierden su pareja estarán juntos hasta que la hembra para y cuando le sigan las crías, que ya estará en celo, la vuelve a acompañar el macho. Suele ser un clan familiar.

Es un animal de lo más curioso y cotilla que hay. Si oye un ruido y no ve lo que lo ha producido, es capaz de aproximarse a fisgar. Esto suele ser muchas veces su perdición con los cazadores. En primavera y verano, si te ve, te guarrea o ladra y si está de espaldas es muy fácil divisarlo pues se le ve una cola completamente blanca.

La Naturaleza es muy sabia y aunque la corza se ha quedado preñada en julio y su embarazo sólo dura 4 meses y medio los corcillos nacerán, según vaya el invierno, en marzo o abril, luego los fetos han estado sin desarrollarse en el útero de la madre hasta primeros de diciembre. Suele parir dos crías que mantiene escondidas en su cama durante mes y medio. Si siente peligro las cambia de lugar. La corza en esta época se ha separado del macho y se dedicará en pleno a las crías. Al igual que la cierva no dudará en llevarse a los enemigos detrás de ella para proteger a sus hijos. Los zorros, águilas y perros suelen ser los mayores depredadores de las crías.

A mitad de noviembre el macho pierde los cuernos que volverán a brotarle y estarán otra vez desarrollados para marzo en que empiezan a limpiarlos del cuero o terciopelo que les recubre. Lo hará frotando entre las ramas y marcará así su territorio. Los cuernos son cortos y de un máximo de tres puntas. La primera mira hacia delante, la segunda hacia atrás y la tercera sube vertical. El primer año no tienen cuernos, el segundo echan dos varas sin puntas y el tercero echan ya sus tres puntas más o menos desarrolladas. Al igual que en las cuernas de ciervo cuenta para su valor la separación, el color, el perlado y las rosetas.

También hacía muchos años que había desaparecido de nuestra sierra y comienzan a verse los primeros hacia el año 1.972.

Durante el celo aprovechan los cazadores para hacerse con un buen trofeo ya que dejan acercarse y se vuelven muy confiados. 


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